Me
he dado cuenta que todas las cosas que antes hacia (mos) y ahora ya no han
dejado un hueco en blanco en mí, una especie de vacío en el cual no sé cómo
reaccionar, me quedo parada y tras quedarme pensativa un segundo reanudo el
paso y sigo mi camino.
Me
cuesta tanto asumir que podía haberlo hecho bien, y aun así la cague, como
siempre, ojala fuera más fácil…En realidad tengo miedo, mucho, mi situación ha
cambiado completamente, la que consideraba mi gente ahora son recuerdos y si echo
de menos las formas de hablar de cada uno de ellos, las gracias, los gestos. Echo
de menos el compartir las mañanas de los domingos sin hacer nada, el ultimo
porro, una partida a pachas…Ojalá alguna vez fuera capaz de conservar lo que
tengo, que me dure, quiero sacarme de la cabeza la sensación de que todo es efímero
y finito, que no porque se acabe no voy a poder aprovechar cada uno de los
momentos que pasen.
Quiero
reirme tanto que me duela la cara, saber que estarás… ahora me veo como un gato
que te mira pero que no le ves, una mirada lejana y confusa que cada día se
separará un poco más, hasta que se pierdan en el horizonte, habiendo acabado
una vez más, otra historia que añadir a la carpeta de las cosas que se han ido
y que no volverán tal vez por dejarlas escapar o no saberlas conservar. Y es
que en el momento no te das cuenta la falta que te hacen esos detalles hasta
que vuelves a la rutina y las notas distinta, callada, triste, apagada, y dime ¿Y
ahora que hago yo? Supongo que tu también lo preguntaras… Quiero volver a empezar,
volver a decir “Hola me llamo Andrea y tú?” pero bueno es demasiado tarde para
eso, demasiadas oportunidades ya, tal vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario