sábado, 23 de enero de 2016

Mirarte y saber que no me ves

Me he dado cuenta que todas las cosas que antes hacia (mos) y ahora ya no han dejado un hueco en blanco en mí, una especie de vacío en el cual no sé cómo reaccionar, me quedo parada y tras quedarme pensativa un segundo reanudo el paso y sigo mi camino.
Me cuesta tanto asumir que podía haberlo hecho bien, y aun así la cague, como siempre, ojala fuera más fácil…En realidad tengo miedo, mucho, mi situación ha cambiado completamente, la que consideraba mi gente ahora son recuerdos y si echo de menos las formas de hablar de cada uno de ellos, las gracias, los gestos. Echo de menos el compartir las mañanas de los domingos sin hacer nada, el ultimo porro, una partida a pachas…Ojalá alguna vez fuera capaz de conservar lo que tengo, que me dure, quiero sacarme de la cabeza la sensación de que todo es efímero y finito, que no porque se acabe no voy a poder aprovechar cada uno de los momentos que pasen.
Quiero reirme tanto que me duela la cara, saber que estarás… ahora me veo como un gato que te mira pero que no le ves, una mirada lejana y confusa que cada día se separará un poco más, hasta que se pierdan en el horizonte, habiendo acabado una vez más, otra historia que añadir a la carpeta de las cosas que se han ido y que no volverán tal vez por dejarlas escapar o no saberlas conservar. Y es que en el momento no te das cuenta la falta que te hacen esos detalles hasta que vuelves a la rutina y las notas distinta, callada, triste, apagada, y dime ¿Y ahora que hago yo? Supongo que tu también lo preguntaras… Quiero volver a empezar, volver a decir “Hola me llamo Andrea y tú?” pero bueno es demasiado tarde para eso, demasiadas oportunidades ya, tal vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario