Y por fin subieron a aquella terraza, ella le pidio un beso le dijo que seria el último, estaba cansada de vivir en una jaula cerrada con llave mientras los demas no tenían ni jaula, quería romper esa burbuja en la que vivía, para ella el mundo eran unos barrotes y un candado de los que no podía escapar y estaba condenada a vivir viendo el mundo que nunca podría tocar, así le dio el beso y se dispuso a saltar la valla que separaba la terraza del vacío, él se quedó parado no sabía que hacer, su novia iba a saltar desde un octavo, la agarró del brazo y la miró a los ojos le pidió que no saltara si todavía le quería, ella le explicó que se sentía de tal forma que necesitaba volar, sentirse libre, sentir por un segundo que estaba viva, que la vida merecía la pena, que no solo estaba encerrada, para ella vivir era como estar rodeada de pájaros con grandes y bonitas alas que podían usar siempre que quisieras para cruzar el cielo y en cambio ella nunca se había levantado del suelo, como si le hubieran cortado las alas, se sentía inútil, ¿para qué sirve un pájaro sino tiene alas? Le preguntó ella, él negó con la cabeza aceptando así que un pájaro sin alas no era nada, se le cayó una lágrima, ella le dio un beso en la mejilla y se dejó caer en el vacío, cuando iba a sacar las alas recordó que ella no tenía.
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