miércoles, 21 de agosto de 2013

Mírate, ahora mírame.

Y ahora es a mi a quien le toca llorar a oscuras en la habitación, la que tiene que verse entre dos aguas otra vez, la que tiene que llorar en silencio para que nadie se de cuenta que realmente esta mal, para que no vean lo que en una tarde que parecía perfecta ha pasado de verdad, que lo has jodido o mejor dicho, me has jodido, más de lo que te imaginas, más de lo que pueda aparentar, porque no sabes lo que sentía, no sabes lo que siento ahora, y no sabes las ganas que tengo de que no se te quiten las marcas de mi mordisco en tu cuello, las ganas de despertar de esta eterna pesadilla, porque no puedo hacerme a la idea de que sea así, pero ahora entiendo como te sentías tu aunque claro, no es igual, tu eres un tío, tu no lloras, no tienes por que hacerlo y menos por alguien que no merece la pena. 
Mírame acurrucada en una esquina de la cama abrazando a la almohada, derramando lágrimas esperando que se acabe esta pesadilla, como una niña, la que perdiste, la que no volverá. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario